Mamá: Cuidar tu equilibrio emocional es importante.

Cuando nos convertimos en madres todo nuestro mundo se pone patas arriba. Cambia el cuerpo, nuestra relación de pareja, cambia la forma en que vemos el mundo y vivimos nuestra vida. Cambia cada parte de nosotras, desde lo físico, hasta lo emocional. Ahora somos responsables de una nueva vida. Una vida que necesita que la acompañemos y ayudemos para crecer, desarrollarse y también para aprender a regularse emocionalmente.

Toda esta transformación y la carga de la nueva responsabilidad suele traer altibajos emocionales importantes. Por un lado, podemos sentirnos felices, plenas con el nuevo rol y sentir una inmensa alegría ante la llegada de nuestro bebé. Pero cuidar de alguien al 100%, pasar largas noches sin dormir, cambiar nuestro estilo de vida… puede hacernos sentir miedo, angustia, preocupación, enojo o estrés.

Digámoslo claro: tener y cuidar de un bebé no es nada fácil, es de hecho una tarea muy exigente y esto no siempre nos hace sentir tan felices y plenas.

Tener sentimientos de ambivalencia cuando nos convertimos en mamás, es normal. Estamos adaptándonos a una nueva etapa, conociéndonos y conociendo a nuestro bebé. Además, como toda experiencia, la maternidad tiene sus luces y sus sombras. Sus momentos felices y sus momentos duros, difíciles.  

El problema empieza cuando empezamos a sentirnos sobrepasadas y deja de existir un equilibrio. Entonces la pasamos realmente mal.  Perdemos la capacidad de cuidar y conectar con nuestros bebés, dejamos de entender sus llantos y no encontramos forma de consolarlo.

Cuando estamos desbordadas empiezan las peleas constantes con la pareja, no encontramos la forma de comunicarnos o entendernos.  Sentimos que no hacemos nada bien, que el mundo se nos viene encima, que somos insuficientes o malas madres.  

Cómo nos sentimos afecta e influye todo a nuestro alrededor, incluyendo las relaciones con otras personas, la forma en que reaccionamos a los problemas, el estrés de cada día y la forma en que conectamos con nuestro bebé.

Contar con equilibrio emocional nos lleva a una mejor calidad de vida, a poder disfrutar, a resolver problemas, a aprender a escuchar a los otros y a llevar a cabo mejor nuestra tarea de maternar.

Cuando nos sentimos equilibradas tenemos más paciencia y mejor disposición para cuidar y atender a esa personita que nos necesita todo el tiempo.

Además, los bebés dependen de nosotros para regularse emocionalmente. Somos las madres las que poco a poco les enseñamos a interpretar las señales de lo que sienten, lo que viven y es así como lograrán con el tiempo conocer sus emociones, interpretarlas y regularlas. Pero para esto necesitamos tener nosotras mismas un buen equilibrio emocional.

Empezar a poner atención a nuestras emociones, a lo que sentimos, a lo que nos pasa, es una forma de empezar a cuidar nuestro equilibrio emocional. Esto nos llevará a ser madres más conscientes, a tener más calma y por lo tanto a hacer mejor nuestra tarea.

Cuidarnos es una prioridad, porque es desde ahí que podremos cuidar a los otros, conectar desde el amor con nuestros bebés.   Y también es una prioridad porque te mereces disfrutar tu maternidad, vivirla plenamente, sin culpa ni estrés.