Si alguna vez viajaste en avión, habrás oído una particular indicación de seguridad: “en caso de despresurización de la cabina, máscaras de oxígeno caerán sobre su cabeza. Hale la máscara, ajustela sobre nariz y boca y respire normalmente. Asegúrese de que su mascarilla está correctamente colocada antes de ayudar a alguien dependiente de usted.”
¿Sabes por qué dan esta indicación? porque de esta forma, aseguran una mayor posibilidad de supervivencia de ambos. Si tratamos de poner la mascarilla al menor primero, podríamos marearnos, desmayarnos y al final, acabar ambos sin mascarilla, con el riesgo que eso conlleva.
Cuando nos convertimos en padres, normalmente nuestros hijos pasan a ser la prioridad número uno en nuestras vidas, ¿Cómo entonces pensar que primero yo me voy a poner la máscara de oxígeno y luego se la voy a poner a mi hijo? Pues claro….
¿Cómo voy a ayudar o salvar a alguien, si yo estoy en peligro? De hecho en primeros auxilios, una de las indicaciones más importantes a seguir es ponerse a salvo antes de ayudar.
Cuidarte, escucharte y atender tus necesidades antes de intentar ayudar a otros es primordial. En una familia, es necesario que los padres se cuidan y atiendan como una prioridad en sus vidas.
Cuando hay problemas en casa, cuando los hijos tienen alguna dificultad, necesitan adultos fuertes y seguros. A salvo, para que los ayuden. La salud mental de los hijos, depende en gran medida de la de los adultos.
No vamos a negar que a los niños también les pasan cosas, y muchas veces eso está fuera de nuestro control o no tiene que ver con los adultos. Pero lo que sí tiene que ver siempre, es cómo acompañamos a nuestros hijos en esas situaciones. Qué apoyo les damos y principalmente qué disposición tenemos.
Cuando no estás bien, cuando te sientes estresado, estás triste, frustrado, enojado o preocupado por algo. Tu disposición para atender, escuchar o apoyar a otros no suele ser la mejor, es difícil que puedas dar lugar a la empatía, que escuches verdaderamente y que seas paciente.
Por eso para ayudar a tus hijos necesitas ponerte la mascarilla primero. Porque si no lo haces… Ninguno de los dos podrá respirar.
Si necesitas ayuda para ponerte a salvo de tus emociones, o de lo que te tiene mal, consultame o busca un psicólogo de tu elección. La terapia psicológica es una herramienta muy buena para darnos atención y ponernos a salvo antes de intentar ayudar a otros.
De hecho muchas consultas que solicitan los padres por situaciones que les pasan a sus hijos, terminan siendo tratamientos para los adultos. ¿Por qué? Porque algunas veces un tratamiento dirigido a un adulto, le ayuda a despejar sus propias dudas o temores y a tener más claridad respecto de cómo poder ayudar o acompañar él mismo a su hijo, sin ser necesario que el menor acuda a consulta.
Esto pasa también cuando tenemos un familiar (adulto) con alguna situación de gravedad que nos preocupa, pero que no quiere recibir tratamiento. (Un ejemplo muy claro son las drogodependencias, o la depresión). Algunas veces la mejor forma de descubrir cómo ayudar a esa persona, es acudiendo nosotros mismos al psicólogo.
Así que no tengas miedo de consultar, cuidarte es también una buena forma de cuidar y ayudar a otros. SOLICITA AQUÍ UNA CONSULTA INICIAL SIN COSTO
Natalia Sladogna. Psicóloga
info@nataliasladogna.com